Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar y también de la alegría
Ayer, 17 de Mayo, muere en Montevideo Mario Benedetti, el poeta del compromiso, tras una larga vida (88 años) de lucha contra la adversidad y en defensa de la alegría.
Como legado nos deja sus palabras y su forma de entender la vida.
Con palabras como las de este poema es dificil el adiós, hay que seguir leyéndolo hoy... y mañana... y siempre.
En nuestra Biblioteca puedes encontrar algunos títulos de Benedetti:
- La casa y el ladrillo
- Cuentos
- Poesía con los jóvenes
- El porvenir de mi pasado
- La tregua
Hasta mañana y siempre, Mario. Trataremos de seguir aprendiendo de ti a ser mejores personas. Chau, amigo... Buen viaje.
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